Buenos Aires, 18 dic (Prensa Latina) El expresidente de Bolivia Evo Morales aseguró al medio digital The Intercept Brasil que es víctima de un golpe de Estado clásico y que es como otro Plan Cóndor, reseñan hoy medios locales.
Morales, en Argentina con status de refugiado tras una estancia en México, donde se le concedió asilo político por amenazas contra su vida, dialogó con el periodista Glenn Greenwald, a quien comentó que lo sucedido en Bolivia tiene precedentes en otros países del continente.
El primer mandatario indígena en la historia de Bolivia, explicó que lo sucedido en su país no fue otra cosa que un golpe de Estado de manual, que recuerda mucho a las acciones de los años del Plan Cóndor, «aunque ahora no estén los militares a la cabeza», acotó.
Agregó que situaciones similares vivieron en años recientes los gobiernos de izquierda de Brasil, Ecuador y Argentina, asediados por causas judiciales basadas en acusaciones sin pruebas y dirigidas a socavar la autoridad de dichos gobiernos para sacarlos del poder.
«Siento que esta nueva conspiración, tal como fue contra Dilma (Rousseff, en Brasil), como lo fue contra (Rafael) Correa (en Ecuador) o Argentina, es como otro Plan Cóndor, ya no encabezado por los militares, incluso con su participación», apuntó Morales.
El exgobernante se refirió al papel de Estados Unidos como gran impulsor de dichos golpes y respaldo a gobiernos inconstitucionales en América Latina, y a cómo la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) fue destrozada por los gobiernos de derecha luego de aprovecharse de su marco legal.
«[…] teníamos en el estatuto constitutivo de la Unasur, respetar autoridades electas sean de derecha o izquierda. Desde que algunos partidos o presidentes de derecha ganaron las elecciones en Sudamérica, empezaron a sepultar y destrozar a la Unasur. Esa visión para esta clase de golpes reconoce a un golpista», resaltó el político boliviano.
Elegido presidente de la nación andina en tres ocasiones, Morales recordó que la ofensiva golpista de la derecha en el continente comenzó cuando en 2009 el presidente progresista de Honduras, Manuel Zelaya, fue obligado por la fuerza a abandonar su cargo.
«Otra vez amedrentamiento, hostigamiento o escarmiento», enfatizó.
Aseguró que la persecución política y los golpes de Estado disfrazados, protestas cívicas y acciones legislativas son acciones orquestadas por la derecha más reaccionaria, que respaldada por Washington buscar reorientar el capital y los recursos de la región a unas pocas manos.
El expresidente se vio forzado a renunciar a su cargo el pasado 10 de noviembre como resultados de acciones violentas generadas por un informe parcial de la Organización de Estados Americanos, que ponía en entredicho la transparencia de las elecciones presidenciales bolivianas, en las cuales Morales se impuso en primera vuelta.
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